lunes, 14 de enero de 2019

Microhistorias: los artistas

A mi padre, Ernesto, uno de los dos que tuve; pero el único que de verdad conocí, no le gustaba rezar. A pesar de todo, ese no fue un impedimento para que, cuando sintiera miedo de la muerte, se aferrara a las iglesias con la esperanza que buscan los viejos de encontrar una inesperada redención. Ese querer pasar como un camello por el ojo de una aguja.

En el afán de encontrar el camino que volviera más corto su paso por el infierno, Ernesto eligió la iglesia de San Ignacio, en el centro de Medellín, como el templo que guardaría sus esperanzas de encontrar la salvación... un cielo, si era que ese existía.

Por eso, cada que paso por la Plazuela -que es casi todos los días- suelo recordarlo con una sonrisa complice: "¿Será que lo logramos viejo jodido?", me pregunto.

Miro el Claustro de Comfama y el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, como una quinceañera enamorada, suspiro y apuro el paso porque me propuse utilizar más el transporte público en 2019 y trabajo en el sur.

Acelero; pero, me gana la curiosidad. Observo una fila y tomo un par de segundos para recordar: esta parece la foto de toda la semana en San Ignacio. Todos los días, a las 6:30 a.m. -seguramente desde antes-, varias personas se organizan una detrás de otra para armar lo que en Colombia llamamos 'filas indias'. Levanto la cabeza para mirar la fachada, es Servimédicos, una prestadora de salud que garantiza que puedes ocupar una plaza laboral, de esas que califican como un juez si eres apto o no.

El paisaje sonoro arrastra el acento venezolano, celebro la difrencia que por primera vez cobija a este pueblo tan acostumbrado a sus montañas, esas que amamos; pero, que también encierran nuestros pensamientos. Hay uno que otro bogotano y también se dejan escuchar algunas palabras en 'costeñol'. Todos buscan un trabajo y en la primera semana de enero una salvación. Comparten sus esperanzas y hacen cuentas de lo que harán.

Un letrero que nombra esta calle como 'la de los artistas' (tambié se lee aristas) me separa de este cuadro de realidad mientras elaboro preguntas en mi mente: ¿dónde están los artistas? Seguro son ellos, me respondo.

Tal vez, al final de la mañana, mi padre no fue el único que escogió a San Ignacio para su salvación.

Medellín, 11 de enero de 2019. #Microhistorias. 


Plazuela de San Ignacio

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