viernes, 17 de agosto de 2007

A mí me gusta saboreá la hierba la hierba buena…




Si me pidieran definir la paz del mundo en un género musical, la paz se llamaría flamenco.

Antes de conocer su significado, procedencia histórica, tendencia u origen, mis oídos se preguntaban por la armonía y el ritmo que se desprendía de una caja acompañada de una guitarra y unas castañuelas que, con una voz ronca y atrayente, envolvían mi cuerpo en el sabor de una de las mejores hierbas.

Flamenco, así se llama la hierba de la que me enamoré. Este género musical nació y se desarrolló en Andalucía entre los siglos XVIII y XX ¿Cuánto se demoró para llegar a mis oídos?

La música, y por eso digo que puede resumirse en paz, se conformó como una unión de mezclas de otros estilos musicales de influencia judía, morisca, gitana, castellana, africana y americana.

Esta es la música gitana, la que le dio un orgullo tardío a España, la misma de los expulsados y los perseguidos. Por eso, como lo expresa el guitarrista flamenco español Manolo Sanlúcar, la mejor forma de traducir el término flamenco es “Desposeídos de su tierra”. Esta es la música de los desposeídos, los desarraigados, los aniquilados, los libres.

Luego de emprender una búsqueda insaciable por el mundo de los desposeídos, tuve la oportunidad de conocer a un desarraigado que puso frente a mi cara y al lado de mis oídos la imagen de uno de los grandes.

De su nombre ya había escuchado pero fue él, el desarraigado (Fernando Rosas, un gran amigo) quien me elevó en la forma de un Camarón.

Camarón de la Isla, como fue conocido José Monge Cruz, nació en 1950 en San Fernando (Cádiz) y heredo su nombre artístico por el color rubio de su pelo. Era gitano, era cantaor y se hizo profesional a los 16 años con las compañías flamencas de Miguel de los Reyes y Dolores Vargas.

Su primer disco fue grabado al lado de otro de los grandes, Paco de Lucía. Murió el 2 de julio de 1992 víctima de un cáncer de pulmón.

Lo único que me entristece de la adicción a está hierba, a esta hierba buena, como lo expresa Camarón en Soy Gitano, es que en esta, mi ciudad (Medellín), las ofertas musicales de flamenco siguen siendo cortas.

Gracias a la ayuda de la Internet he podido saciar esas ansias de hierba, mientras tanto sigo esperando a tener entre mis brazos miles de discos de colección de todos los grandes cantaores.

En mis oídos, el recuerdo de cada uno de los ritmos que vaya encontrando, y, en mi garganta, este dulce sabor a hierba, hierba de la buena.

Recomendados

WEB

http://www.flamenco-world.com/
http://www.camarondelaisla.org/
http://www.manolosanlucar.com/

LIBROS

Grande, Félix. Memoria del flamenco. Madrid: Punto de lectura, edición de bolsillo. 2007. (Premio Nacional de Flamencología en 1995).

EN EL CINE

Camarón, la película, del director Jaime Cháverri. Cuenta con la presencia de Óscar Jaenada como Camarón y de Verónica Sánchez, como la Chispa, viuda del cantaor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La paz del mundo. Sí, aunque quizá no la del alma.
La remanida frase de Discépolo: "el tango es una tristeza que se baila" cae bien ante el flamenco, la tristeza de los andaluces, su tristeza que se baila.

Es la tristeza de la Andalucía que, a los gritos de "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!", sentenció a sus García Lorca y con ellos, a un pueblo más cercano a la poesía y la danza morisca (¡y vuelve el flamenco!) que a los delirios franquistas.