martes, 25 de diciembre de 2007

Sobre la transformación del periodista en hombre


No es la primera vez que uno de mis disgustos termina convertido en texto. Esta vez la procedencia de los caracteres coincide con una discusión de colegas en la que se me expuso que ser periodista era la escala primitiva de una evolución que terminaba en un estado de plenitud bajo el rotulo de ‘editor por experiencia’. Mis discusiones mentales alrededor de la transformación del mono en hombre.



Soy periodista y defiendo mi bandera por encima de cualquier acenso o escalafón editorial. Soy periodista porque lo elegí y seré periodista hasta el día de mi muerte. Este es mi manifiesto.

Hace poco tiempo escuché una versión bastante incomoda sobre el periodismo. Mi interlocutora, otra colega, exponía que ser reportero era la primera escala de una evolución dentro del periodismo. Esto a ciencia cierta y por tradición histórica tiene algo de cierto, en lo que no coincidimos fue cuando ella misma me expuso que un periodista, para alcanzar la gloria profesional eterna, tenía que cumplir con varios requisitos. Estas obligaciones las resumo en la siguiente penta:

1. Al salir de la universidad los periodistas se especializan en escribir y ser reporteros durante muchos años.

2. Luego, después de haber sido reportero, el periodista está preparado para afrontar cargos de coordinación, esto implica comenzar a delegar y olvidarse de los ‘incómodos’ ratos que se pasaron en la calle bajo la figura de un reportero raso.

3. Ahora ese que empezó como periodista está convertido en editor a causa de una sapiencia absurda que la edad y el tiempo han depositado en su camino.

4. El editor debe de trabajar duro, delegar fuerte con su tridente y pulir sus últimos retoques directivos.

5. Ahora, ese que recibió el título de periodista en una universidad tiene un cargo directivo y ha llegado a la gloria de este, al que Albert Camus y muchos otros han llamado “el oficio más hermoso del mundo”.

Reportero + trabajo + tiempo + edad = editor. Editor + habilidad para delegar + interrupción de los sabios oficios de la reportería = director de un medio. Director de un medio = meta de todo periodista.

Puede que muchos compartan la opinión de mi compañera, pero, como soy de la manada de los que concebimos la reportería, el contacto con la gente, el roce con el pueblo, como parte de nuestra vitalidad periodística, mis respuestas en todo momento fueron cerradas, a la negativa y, por supuesto, a la defensiva.

Todavía estoy buscando algún argumento sensato que se salga de mis límites pasionales; mientras tanto, no dejo de recrear en mi mente la imagen de la evolución periodística y siempre me veo como un mono de cola larga que salta cargado de periódicos sobre la mesa de un director de medio que tiene colgado sobre la pared un título profesional que, en la equivalencia de esta escala, lo acredita como un Homo Sapiens.

Admiro la labor de los editores que, como lo ha expresado en varias ocasiones Ana María Cano, directora de La Hoja Medellín, “son capaces de tomar decisiones arriesgadas, trascendentales y heroicas”. Exalto a un editor que escucha, glorifico a un editor que defiende, elevo al cielo a un editor que jamás deja su estado primitivo de reportero. Lo que condeno son aquellos editores que dejan de ser periodistas y, por una necesidad de clasificación, se convierten en una vacante que, en cualquier momento, puede llegar a reemplazarse por un economista o, en el mejor de los casos, por un administrador que conoce la gramática de la lengua en la cual se escribe.

Aún no termino de acostumbrarme a la ‘teoría evolutiva’ que he mencionado en repetidas ocasiones. Imagino al ruso Alexandr Ivánovich Oparin tratando de acomodar su clásico texto El origen de la vida a una exposición de argumentos evolutivos en el oficio periodístico; el único problema es que dentro de esta escala evolutiva no logro definirme entre un Australopithecus, un Homo erectus o un Homo neanderthalensis. Creo que por simple gusto sonoro me quedo con el Australopithecus.

Mi versión no es la única, ni pienso sentar otra especie evolutiva de ‘super periodistas’. Tampoco se encuentra entre mis planes dejar registrada una verdad. Lo único que aspiro es dejar en la mente de los que amamos y sentimos este oficio dentro de nuestras almas, la inquietud por las imágenes que nos estamos recreando de los perfiles de nuestro oficio. Por mi parte siempre seré periodista, levantaré en alto la bandera del reportero, aun me sigo preguntando qué pasa cuando un periodista se convierte en editor o director y se queda encerrado en un escritorio esperando un nuevo texto ¿Qué versión puede llegar a tenerse de la realidad?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Apoyo esta voz de protesta.... uno es periodista para siempre...la reportería y la escritura son condiciones que no se desligan de este oficio de contar historias

Anónimo dijo...

Este pensamiento es interesante en la medida que el arte de ser reportero implica conocer profundamente una de las acciones más lindas del periodismo " La reporteria".

Unknown dijo...

Es como pedirle a un escritor, ya curtido, que deje de leer, porque ya leyó muchos libros. Es como pedirle que no reelea. El periodista, que deje desdeñe la reportería y el hecho de escribir, de escuchar, de caminar en busca de historias, jamás fue periodista, siempre fue un mercader.

Johansson Cruz Lopera

jennygiraldo dijo...

Y lo apoyo yo, que soy comunicadora, y que por un azar de la vida llegué a coordinar la redacción de un periódico, sin haber pasado por todas las etapas... Periodistas es lo que somos, no importa el cargo, y la esencia del periodismo es la realidad, y para conocerla hay que recorrerla, vivirla. Creo que hasta la crítica como ejercicio periodístico requiere contacto, recorridos, observación, campo... todo eso es ser periodista y hacer periodismo. Los medios estás llenos de peridistas de escritorio y los correos de boletines de prensa prestos a ser re-escritos y publicados. Ahí está nuestra diferencia.

Anónimo dijo...

Ryszard Kapuscinski y John Reed nunca fueron editores. No les interesó. Nunca dejaron la calle, ni el contacto con la gente. Eso depende de lo que te haga feliz ¿No? Yo creo que también seré siempre una callejera.

shanad dijo...

Estoy seriamente indignada por la mala intepretación que has hecho de nuestra discusión, porque sin duda, sé que te refieres a aquella discusión en la que solo tú hablabas en tu tono fuerte y mordaz y dejabas mis argumentos reducidos a mi condición de editora, sin dejar que me defendiera como periodista. Estoy seriamente indiganda porque bien sabes que amo el periodismo, amo escribir, amo hablar con la gente, econtrar historias, caminar...TÚ LO SABES PERLA. Defiendo esa escala "evolotuvia", pero no en lo profesional, sino en lo laboral. Y la discusión la retomamos cuando quieras, pero claro, si me dejas hablar.

Anónimo dijo...

Seguimos con cuidado esta novela. La disputa entre shanad con nadie y con nadie en dos blogs amigos: huaico y escenaenelmar ¿Tendrá algo que sentir shanad que insiste en defender su posición? ¿Hasta dónde llegará la guerra digital? ¿Llegará shanad a ser editora de un medio? No se pierda el próximo capítilo de esta bloggernovela.

M. Gallinazo dijo...

perdonen que me entrometa. por cosas de la vida llegué a este interesante blog donde se plantea una discusión que también me interesa. decir que el periodista de "a pie" evoluciona a director "a escritorio", o algo así, es lo mismo que decir que todos los reporteros tienen en la cabeza la idea de dirigir algún día un medio de comunicación. yo me pregunto si todos los reporteros que se forman en una facultad de comunicaciones tienen esta meta. y si la tienen, cuantos llegan realmente a dirigir un medio importante. y cuando hablo de importante no hablo de un medio ya viejo, como el colombiano, el mundo, la chiva. sino de un medio que realmente esté haciendo ese periodismo de combate que requiere este país con bastante urgencia. no para salvarlo, sino para hacerlo tener conciencia de sí mismo, o sea, de sus propias inmundicias y también de sus delicias. decir que un reportero evolucionará en director, o que un reportero evolucionará en escritor, me resulta harto apresurado, y un poco ingenuo. obviamente nadie tiene cifras para comprobar nada.
sé que para siempre habrán enamorados del ejercicio como los que aquí opinan. son necesarios. pero también son necesarios esos que se retiran del oficio antes de untarse también de la inmundicia de todo sistema económico, que impide qeu se publiquen ciertas cosas. el caso de pascual gaviria es famoso e ilustrativo.
tengo una variable mucho mejor para definir que tanto se ama la reportería, qué tanto se ama el periodismo. cuántos periodistas están dispuestos a regalar su trabajo, por demás bastante arduo y serio? esos que están dispuestos a trabajar gratis son los verdaderos periodistas. y es más, trabajan gratis porque nadie está dispuesto a pagarles para hacer lo que mejor saben hacer: poner siempre el dedo en la llaga. lo que si no está dispuesto a hacer un periodista con verdadera vocación periodística, es trabajar en un medio que tenga intereses económicos y políticos particulares. ahora sí, "el qeu esté libre de pecado..." diría jesus. quedan algunos medios con ética, por supuesto, pero creo que tal y como avanza la cosa estos medios, si han de tener la penetración necesaria, pueden tener los días contados. ni los hombres ni los periodistas evolucionan, más que hacia la hormiga. la hormiga, metáfora natural bastante pertinente en estos casos. un abrazo para todos.

Anónimo dijo...

Es intersante tu texto. curioso además. Siempre había tenido un pálpito, algo pareido a lo que dices. pero tu visión evolutiva lo dice mejor que nadie, mejor de lo que yo me lo planteaba. Por lo que he visto en los blogs que he recorrido y que son genete de la facultad no me equivoqué después de todo. Hay gente muy creativa. Bacano.