lunes, 5 de enero de 2015

Los embargos de dios

“El miedo y la atracción están íntimamente ligados”. Machine, Peter Adolphsen.

Me encantaría saber de quién es la imagen, pero no sé. 
Existe una contradicción palpitante que habita entre el miedo y la culpa. Derivadas de pasiones ocultas, ambas, suelen relacionarse en síntomas comunes que conducen, de alguna forma y tarde o temprano, al remordimiento.

El miedo, inarticulado, se traduce en palabras y movimientos torpes que amenazan con una conducción apresurada al abismo. La culpa, articulada a costumbres y ritos inducidos por la historia, trae consigo caudales de lágrimas que se alojan en el mismo lugar donde los enamorados dicen tener un nido de mariposas. 


Si decidiéramos ponerle rostro al miedo, se taparía la cara con las manos. Se fundiría con cálculos de complejidad logarítmica y acabaría por pegarse un tiro en el corazón bajo el único pretexto de emprender una huida irremediable. 

El miedo siente náuseas frente a las premoniciones cumplidas. Se disculpa frente a la ciencia y está alojado en el interior de nuestro cuerpo. A veces, también se tiende sobre los prados, las aceras y en algunas ocasiones escala hasta las nubes. 

Las palabras mayores afirman que no tenemos la culpa de sentirlo. Para los que más conocen nuestro cuerpo (no son los dioses ni los amantes, son los científicos) el miedo es una reacción natural ante el peligro. Tal vez, el peligro de amar. 

Sugieren que se manifiesta en una sensación desagradable que se pasea sin pedir permiso entre el cuerpo, la mente y el alma. Puede producir desde ataques de ansiedad hasta parálisis frente al terror. Un cuento perfecto para David Lynch. 

No obstante, cuando se carece de fe en la normalidad, los dioses de laboratorio dejan en el eco una esperanza: el miedo es saludable y necesario. Se presenta como un mecanismo de defensa que obliga a los seres "pensantes" a actuar. Es señal del a veces torpe y equivoco sentimiento irracional de supervivencia que nos clasifica en la penosa categoría de humanos. 

El miedo, ha quedado salvado. 

Acompañada de una oreja sangrante y de una mano que surge de una tumba transformada en mosca, aparece la culpa. Sin forma esencial, inclinada, sórdida y morbosa debilita el alma con hazañas técnicas y pirotécnicas. 

La genealogía de la moral afirma que la culpa es un invento judeo-cristiano. ¿Psicología de la conciencia? Contradigo. He visto a cientos de ateos o agnósticos, como se quieran rotular, sentir culpa en el fondo de su estómago. Culpables del no y del sí. 

Dios (mayúscula heredada por capricho de la gramática) embarga sus pensamientos en forma de chocolatina, una jugosa carne sangrienta o un hábito mal adquirido. 

Culpamos, señalamos, juzgamos, aconductamos, imputamos, actuamos, descuidamos, omitimos, vulneramos, manipulamos, obligamos y torturamos de la misma forma que conjugamos el verbo vivir. 

La culpa, ese demonio que se esconde detrás de un sombrero, está presente y apadrinada por la religión, el derecho (a veces por consecuencia el Estado), la psicología y la educación. Es un innegable mecanismo de control. 

Nos condenamos. La culpa, no se ha salvado. 

Quizá en eso radique la verdadera conservación de la especie, en perpetuar la culpa hasta la regeneración de los humanos. Dejar que las heridas almacenen obsesiones y se escondan en laberintos de angustiosa diplomacia. 

Hoy el miedo tiene cara y a la culpa no le pasan los días. 

1 comentario:

Andrea Doria dijo...

Un texto bastante complejo para mi, hoy, ahora. Llevo todo el día leyendo  . O puede ser que no me había detenido a pensar de esta forma en el remordimiento.Sobre el miedo explicado por la ciencia algún documental he visto .Bien,lo releeré en otro momento. De todas maneras, tras minuciosa reflexión sobre el miedo y la culpa , me quedo con las línea final. El caso es que, ya dentro, he pasado por la entrada de ´la carne y la marihuana'.... me quedo pensando... esta pelada si le saca provecho a las conversaciones y que suerte contar con amigas que te inspiren de esa manera ¡eh ave maría! . Bien regreso al blog.